Uno puede aprender de aquí que en el periodo republicano pasaron muchas cosas por ejemplo en la pintura se vincula el deseo de proveer de imágenes a los templos y de satisfacer la devoción de los particulares, También llegaron pintores de la Península que en sus modestos talleres echaron las bases de la pintura criolla;los pintores criollos continúan inspirándose en las láminas y grabados que ilustraban los libros religiosos y grabados sueltos de diversa procedencia que podían adquirirse en el comercio local. Los pintores comenzaron a firmar y a fechar algunas de sus obras.Pintores más destacados:Francisco José de Lerma y Villegas, entre sus obras se encuentra La Sagrada Familia (1719) y La Virgen de Merced. Tito Salas podría considerarse como el último cultivador de la corriente heroica dentro de la pintura venezolana, aunque tiene obras importantes de otro contenido, pero que no son las más conocidas. Salas comenzó a estudiar en la Academia Nacional de Bellas Artes desde muy joven y allí fue alumno de Emilio Mauri; posteriormente obtuvo una beca que le permitió estudiar en París, en la ya tradicional Academia Julian.
En La música con función religiosa (velorios) la tradición musical republicana vinculada con la religión han dado en Venezuela una forma de polifonía, indudablemente aprendida oralmente en los cantos de iglesias y transmitida también oralmente, denominada " tonos de velorio".Las fiestas de San Juan y San Pedro son oportunidad de importantes manifestaciones músico-danzarías en Venezuela, especialmente en los estados costeros y centrales. Los llamados "bailes de tambor" con los que se celebra la fiesta, son muchos y se efectúan en los estados Miranda al son de la "batería de tambores redondos" y de 2 tambores grandes.
En las artes escénicas los primeros exponentes de este teatro criollo son Leoncio Martínez y Rafael Guinand y la trilogía de actores cómicos formada por el propio Guinand, Antonio Saavedra y Jesús Izquierdo.Surge más tarde el llamado "Teatro para Leer", cuyos autores más representativos serán Aquiles Nazoa, Francisco Pimentel, Miguel Otero Silva y Andrés Eloy Blanco. En honor a Guinand escriben Otero Silva y Andrés Eloy Blanco, en 1942, la obra Venezuela güele a oro, dentro de la tradición de esta forma de teatro.En la actualidad, existen numerosas salas en muchas poblaciones venezolanas, y el teatro tiene ya su público formado.
en la escultura la temática de la escultura colonial en Venezuela estuvo vinculada a la historia religiosa, las imágenes para el culto fueron traídas desde España, su forma técnica e iconografía influyeron en las imágenes que se hicieron en los sencillos talleres que abrieron los misioneros, la producción principal estuvo dedicada a retablos, altares e imágenes talladas. Lorenzo González realizó para el gobierno venezolano el Monumento a Francisco de Miranda y la Tempestad, ubicada en la Galería de Arte Nacional, su obra refleja con mayor fidelidad los ideales de la escultura realista francesa; Pedro Basalo, monumentalista; Francisco Narváez es considerado como el máximo exponente de la escultura moderna en Venezuela.
Y en la arquitectura los principiales tipos de construcciones son civiles, religiosas y militares:
En la Arquitectura civilla casa: el origen de la casa colonial venezolana hay que buscarlo en el sur de Andalucía y en las Islas Canarias.
En la Arquitectura Religiosa: Esta integrada por Iglesias, Catedrales, Capillas y Conventos.Alguno de los templos más notables de Venezuela son: La Iglesia Mayor de la Asunción, Estado Nueva Esparta (hoy Catedral), La Catedral de Coro, La Catedral de Caracas, La Iglesia de San Francisco de Caracas, La Catedral de Barcelona; Píritu, Estado Anzoátegui, La Concepción de Barquisimeto, Estado Lara.
En la arquitectura militar: las costas de Venezuela, siempre expuestas al invasión de los corsarios y piratas del mar Caribe, tuvieron que ser protegidas con fortificaciones militares en sus puntos más estrategícos. El castillo de Maracaibo vigilaba el acceso al Lago de Maracaibo.El fuerte de San Felipe de Puerto Cabello.
viernes, 21 de noviembre de 2008
domingo, 16 de noviembre de 2008
sábado, 15 de noviembre de 2008
La Pintura en el Período Republicano
En Venezuela, lo mismo que en otras de América, los comienzos de la pintura están vinculados al deseo de proveer de imágenes a los templos y de satisfacer la devoción de los particulares. Al principio imágenes se traían de España; pero, aun después de haberse consolidado la producción criolla continuó la importancia de cuadros no sólo de esa nación, si no de otros países europeos y de otras partes de América. También llegaron pintores de la Península que en sus modestos talleres echaron las bases de la pintura criolla.
Si tratamos de caracterizar globalmente no solamente la pintura si no todo el arte venezolano de la época hispánica, habrá que decir que forma parte, por su ámbito geográfico y por si significado artístico y sociológico, de lo que entonces fue el imperio español; debe, por lo tanto, ser integrado al mismo, y explicada con la estructura social y cultural de ese imperio.
En el siglo XVII la pintura ya tiene un carácter localista por cuanto utilizan un lenguaje pictórico, que como de Boulton, viene a ser como el germen de la tradición nacional.
La prosperidad económica y social de la Venezuela del siglo XVIII se reflejo en el depurado gusto artístico de los caraqueños y en su afición a los buenos cuadros y a los bellos muebles para el ornato de sus mansiones.
Los pintores criollos continúan inspirándose en las láminas y grabados que ilustraban los libros religiosos y grabados sueltos de diversa procedencia que podían adquirirse en el comercio local. Los pintores comenzaron a firmar y a fechar algunas de sus obras.
Pintores más destacados:
Francisco José de Lerma y Villegas, entre sus obras se encuentra La Sagrada Familia (1719) y La Virgen de Merced.
Juan Pedro López, entre sus obras se encuentra La Virgen del Rosario, La Inmaculada Concepción de la sacristía de la catedral de Caracas; la tabla de Cristo de la Caña y La venida del Espíritu Santo.
En el siglo XIX en ciertos aspectos temáticos y estilísticos la pintura venezolana mantiene las características propias de las últimas décadas del siglo XVIII durante un largo período que va más allá de la dominación política española. El oficio de pintor evoluciona sin que se manifieste cambios significativos que permitan hacer cortes en dicho proceso hasta bien entrando el siglo XIX.
Es necesario señalar que también en Mérida y El Tocuyo se desarrollaron actividades pictóricas que prolongaron la presencia de la imaginería colonial por largo tiempo. En la región del Tocuyo existía la facilidad de producir colores gracias a las riquezas minerales del suelo y también por una tradición en la fábrica de lienzos, todo lo cual favorecía el trabajo del pintor, formándose una pequeña la escuela que muestras la influencia de grabados de la época en obras anónimas.
Martín Tovar y Tovar sucede a Adams en el oficio de retratar hombres más prominentes y en recrear los hechos históricos y hace más envidentes los lazos entre la pintura de esos años y la vida política; formado en Caracas con las enseñanzas de Carmelo Fernández, Lewis B. Adams, Celestino Martínez y después en academias de España y Francia, es el mejor representante de este período heroico de la pintura, que se basa en la exaltación de la lucha por la Independencia y el culto a los héroes, cual fue la intención oficial por aquellos años.
Tito Salas podría considerarse como el último cultivador de la corriente heroica dentro de la pintura venezolana, aunque tiene obras importantes de otro contenido, pero que no son las más conocidas. Salas comenzó a estudiar en la Academia Nacional de Bellas Artes desde muy joven y allí fue alumno de Emilio Mauri; posteriormente obtuvo una beca que le permitió estudiar en París, en la ya tradicional Academia Julian.
Tal vez fue el pintor nacional que por aquellos días estuvo cerca de las nuevas corrientes artísticas y aunque su obra no es revolucionaria sí trae innovaciones en el tratamiento de la luz y del paisaje; hay más vitalidad, ritmo y color en Salas que en sus predecesores. Pinto obras de tipo religiosas, como El milagro y El perdón de Bretaña y otras de tipo más ligero o festivo, como La San Genaro, en las que muestra su visión, comparativamente, bastante menos académica, más vibrante y actualizadas; aportando un tratamiento diferente de la figura, trabaja con nueva vida sus personajes, con un colorido y composición que hasta entonces no se habían visto en los pintores venezolanos.
Si tratamos de caracterizar globalmente no solamente la pintura si no todo el arte venezolano de la época hispánica, habrá que decir que forma parte, por su ámbito geográfico y por si significado artístico y sociológico, de lo que entonces fue el imperio español; debe, por lo tanto, ser integrado al mismo, y explicada con la estructura social y cultural de ese imperio.
En el siglo XVII la pintura ya tiene un carácter localista por cuanto utilizan un lenguaje pictórico, que como de Boulton, viene a ser como el germen de la tradición nacional.
La prosperidad económica y social de la Venezuela del siglo XVIII se reflejo en el depurado gusto artístico de los caraqueños y en su afición a los buenos cuadros y a los bellos muebles para el ornato de sus mansiones.
Los pintores criollos continúan inspirándose en las láminas y grabados que ilustraban los libros religiosos y grabados sueltos de diversa procedencia que podían adquirirse en el comercio local. Los pintores comenzaron a firmar y a fechar algunas de sus obras.
Pintores más destacados:
Francisco José de Lerma y Villegas, entre sus obras se encuentra La Sagrada Familia (1719) y La Virgen de Merced.
Juan Pedro López, entre sus obras se encuentra La Virgen del Rosario, La Inmaculada Concepción de la sacristía de la catedral de Caracas; la tabla de Cristo de la Caña y La venida del Espíritu Santo.
En el siglo XIX en ciertos aspectos temáticos y estilísticos la pintura venezolana mantiene las características propias de las últimas décadas del siglo XVIII durante un largo período que va más allá de la dominación política española. El oficio de pintor evoluciona sin que se manifieste cambios significativos que permitan hacer cortes en dicho proceso hasta bien entrando el siglo XIX.
Es necesario señalar que también en Mérida y El Tocuyo se desarrollaron actividades pictóricas que prolongaron la presencia de la imaginería colonial por largo tiempo. En la región del Tocuyo existía la facilidad de producir colores gracias a las riquezas minerales del suelo y también por una tradición en la fábrica de lienzos, todo lo cual favorecía el trabajo del pintor, formándose una pequeña la escuela que muestras la influencia de grabados de la época en obras anónimas.
Martín Tovar y Tovar sucede a Adams en el oficio de retratar hombres más prominentes y en recrear los hechos históricos y hace más envidentes los lazos entre la pintura de esos años y la vida política; formado en Caracas con las enseñanzas de Carmelo Fernández, Lewis B. Adams, Celestino Martínez y después en academias de España y Francia, es el mejor representante de este período heroico de la pintura, que se basa en la exaltación de la lucha por la Independencia y el culto a los héroes, cual fue la intención oficial por aquellos años.
Tito Salas podría considerarse como el último cultivador de la corriente heroica dentro de la pintura venezolana, aunque tiene obras importantes de otro contenido, pero que no son las más conocidas. Salas comenzó a estudiar en la Academia Nacional de Bellas Artes desde muy joven y allí fue alumno de Emilio Mauri; posteriormente obtuvo una beca que le permitió estudiar en París, en la ya tradicional Academia Julian.
Tal vez fue el pintor nacional que por aquellos días estuvo cerca de las nuevas corrientes artísticas y aunque su obra no es revolucionaria sí trae innovaciones en el tratamiento de la luz y del paisaje; hay más vitalidad, ritmo y color en Salas que en sus predecesores. Pinto obras de tipo religiosas, como El milagro y El perdón de Bretaña y otras de tipo más ligero o festivo, como La San Genaro, en las que muestra su visión, comparativamente, bastante menos académica, más vibrante y actualizadas; aportando un tratamiento diferente de la figura, trabaja con nueva vida sus personajes, con un colorido y composición que hasta entonces no se habían visto en los pintores venezolanos.
lunes, 10 de noviembre de 2008
Música del Período Republicano
La música de tradición moral en Venezuela es el resultado de un largo y complejo proceso cuyos principios componentes son los siguientes: la música hispana: desde el siglo XVI al XIX la música y la cultura española transplantandas ejercen un predominio casi absoluto, lo cuales es fácil de entender por las siguientes razones: el prestigio de una cultura y el poderío de una nación que en el siglo XVI fue centro irradiante en Europa y en América; El idioma; La poesía tradicional que constituyen la casi totalidad del acervo folklorico venezolano y la religión cristiana.
La música con función religiosa: velorios: la tradición musical hispana vinculada con la religión han dado en Venezuela una forma de polifonía, indudablemente aprendida oralmente en los cantos de iglesias y transmitida también oralmente, denominada " tonos de velorio".
Se canta en los velorios de cruz que se realizaban en mayo, en los velorios de santos, en cualquier época del año, y algunas veces en los velorios de angelitos.
Las fiestas de San Juan y San Pedro son oportunidad de importantes manifestaciones músico-danzarias en Venezuela, especialmente en los estados costeros y centrales. Juan Liscano dice que la devoción de San Juan Bautista y los "bailes de tambor", están ligados, en una vasta zona geográfica de Venezuela, desde la Colonia. Eran fiestas de carácter económico-agrario vinculadas a la cosecha del cacao, cuya funcionalidad ha decaído en la actualidad, aunque persiste la fiesta con su "aspecto híbrido mitad cristiano y mitad africano". Los llamados "bailes de tambor" con los que se celebra la fiesta, son muchos y se efectúan en los estados Miranda al son de la "batería de tambores redondos" y de 2 tambores grandes.
Fiesta de San Antonio: San Antonio es celebrado en el estado Lara el 13 de junio con el baile del "tamunangye", integrado por 7 danzas, especie de suite, que se ejecutan al son del cuatro, cinco, tambor "cuamanao", palos y maracas. Las partes son todas cantadas por los músicos a solo o a dúo.
La música en función religiosa es abundante en Venezuela y es imposible señalar, en tan breve espacio, las múltiples formas y estilos adoptados para celebrar a un santo en especial o las modalidades que esas formas adquieren en las diversas religiones en que se producen.
Se crearon los cantos de trabajo que acompañan al hombre y a la mujer venezolana en sus múltiples tareas; son un medio para aliviar y distraer el cansancio y la rutina; hay tanta variedad como trabajos.
También hay canciones infantiles y de arrullo que son parte de arrullos, rondas y juegos infantiles en gran parte no difieren de las otras regiones hispanoamérica, por las razones ya señaladas al principio de este breve panorama.
Música de entretenimiento tanto la lírica popular religiosa como la profana poseen una gran riqueza rítmica, melódica y textual que indican un cultivo literario-musical intenso.
El joropo es el baile más extendido en Venezuela y considerado un baile nacional; por su nombre indica la reunión donde se baila el joropo e involucra la música, la poesía y la danza. La música con que se canta y baila se puede agrupar en 4 categorías: el "corrido". el "galerón", el "pasaje" y el "golpe".
La música con función religiosa: velorios: la tradición musical hispana vinculada con la religión han dado en Venezuela una forma de polifonía, indudablemente aprendida oralmente en los cantos de iglesias y transmitida también oralmente, denominada " tonos de velorio".
Se canta en los velorios de cruz que se realizaban en mayo, en los velorios de santos, en cualquier época del año, y algunas veces en los velorios de angelitos.
Las fiestas de San Juan y San Pedro son oportunidad de importantes manifestaciones músico-danzarias en Venezuela, especialmente en los estados costeros y centrales. Juan Liscano dice que la devoción de San Juan Bautista y los "bailes de tambor", están ligados, en una vasta zona geográfica de Venezuela, desde la Colonia. Eran fiestas de carácter económico-agrario vinculadas a la cosecha del cacao, cuya funcionalidad ha decaído en la actualidad, aunque persiste la fiesta con su "aspecto híbrido mitad cristiano y mitad africano". Los llamados "bailes de tambor" con los que se celebra la fiesta, son muchos y se efectúan en los estados Miranda al son de la "batería de tambores redondos" y de 2 tambores grandes.
Fiesta de San Antonio: San Antonio es celebrado en el estado Lara el 13 de junio con el baile del "tamunangye", integrado por 7 danzas, especie de suite, que se ejecutan al son del cuatro, cinco, tambor "cuamanao", palos y maracas. Las partes son todas cantadas por los músicos a solo o a dúo.
La música en función religiosa es abundante en Venezuela y es imposible señalar, en tan breve espacio, las múltiples formas y estilos adoptados para celebrar a un santo en especial o las modalidades que esas formas adquieren en las diversas religiones en que se producen.
Se crearon los cantos de trabajo que acompañan al hombre y a la mujer venezolana en sus múltiples tareas; son un medio para aliviar y distraer el cansancio y la rutina; hay tanta variedad como trabajos.
También hay canciones infantiles y de arrullo que son parte de arrullos, rondas y juegos infantiles en gran parte no difieren de las otras regiones hispanoamérica, por las razones ya señaladas al principio de este breve panorama.
Música de entretenimiento tanto la lírica popular religiosa como la profana poseen una gran riqueza rítmica, melódica y textual que indican un cultivo literario-musical intenso.
El joropo es el baile más extendido en Venezuela y considerado un baile nacional; por su nombre indica la reunión donde se baila el joropo e involucra la música, la poesía y la danza. La música con que se canta y baila se puede agrupar en 4 categorías: el "corrido". el "galerón", el "pasaje" y el "golpe".
sábado, 1 de noviembre de 2008
Artes Escénicas
La obra teatral más antigua escrita por un autor venezolano cuyo nombre se conoce fue Venezuela consolada, de Andrés Bello. Es una pieza breve, de 344 versos en la cual participan tres personjes alegóricos: Venezuela, el Tiempo y Neptuno; el tema central es la llegada de la vacuna antivariólica a Venezuela.
Las actividades teatrales quedaron totalmente suspendidas en todo el país durante la larga Guerra de la Independencia. Hasta cierto punto, el teatro fue sustituido por los actos cívicos y las entradas triunfales a las ciudades.
Después de la Batalla de Carabobo y la consiguiente liberación de la capital, Ambrosio Cardozo, empresario; manda a edificar, en 1822 un teatro en terrenos de su propiedad, entre las esquinas de Chorro y las Sanabrias, que se convierte en el principal centro de diversiones de la capital.
Páez se distinguirá por su apasionado gusto por el teatro y es a raíz de las representaciones que se hicieron posteriormente en su casa de Valencia, donde actuó como personaje principal, que se preparó el primer proyecto para hacer un teatro en dicha cuidad.
Son características del teatro criollo de principio del siglo XX la presentación de personajes de extracción burguesa, las situaciones sociales de carácter local, la superficielidad anecdótica y la aceptación de valores inmediatos de la sociedad contemporánea. Los primeros exponentes de este teatro criollo son Leoncio Martínez y Rafael Guinand y la trilogía de actores cómicos formada por el propio Guinand, Antonio Saavedra y Jesús Izquierdo.
Surge más tarde el llamado "Teatro para Leer", cuyos autores más representativos serán Aquiles Nazoa, Francisco Pimentel, Miguel Otero Silva y Andrés Eloy Blanco. En honor a Guinand escriben Otero Silva y Andrés Eloy Blanco, en 1942, la obra Venezuela güele a oro, dentro de la tradición de esta forma de teatro.
Rómulo Gallegos, reconocido narrador, escribió teatro; son sus obras El motor, El milagro del año, Los ídolos, La esperada, La doncella y El último patriota.
En 1942 se funda la Sociedad de Amigos del Teatro que logra la cohesión de la gente del ambiente, gestiona recursos, hace relaciones públicas, suscita la cooperación, motiva y realiza.
Se encargó esta sociedad de la producción de obras de autores venezolanos como Leopoldo Ayala Michelena, Luis Pereza, Andrés Eloy Blanco, Angél Fuenmayor, Medardo Medina y Eduardo Calcaño.
A partir de los años de 1950 el teatro venzolano se hace universal. Hay una reacción contra el exagerado criollismo y se nota la influencia de directores extranjeros que se quedan en Venezuela . Se consideran iniciadores de un nuevo teatro: Alberto de Paz y Mateos, español exiliado, la argentina Juana Soja, y Jesús Gómez Obregón, formador de varias generaciones de actores.
En estos años nace el Teatro Experimental Universitario, cuyos exponentes más destacados serán Elisa Lerner con La bella inteligencia; Rampon Díaz Sánchez con La virgen no tiene cara; Alejandro Lasser con La cueva.
La década de 1960 es propicia para el surgimento de nuevos grupos dedicados a las tablas.
El 15 de septiembre de 1967 nace El Nuevo Grupo, y ese mismo año se inicia Rajatabla . Obras de teatro de numerosos dramaturgos venezolanos que producen por estos años; destacan de Gilberto Pinto, Manuel Trujillo, Ramón Chalbaud, José Ignacio Cabrujas, Isaac Chacón, Ricardo Acosta, Levy Rossell Rodolfo Santana y Rafael Alvarado. Entre estos dramaturgos puede verse el germen de un teatro que apunta hacia lo trasedental, cuyos más depurados exponentes serán Román Chalbaud y José ignacio Cabrujas.
En la actualidad, existen numerosas salas en muchas poblaciones venezolanas, y el teatro tiene ya su público formado.
Las actividades teatrales quedaron totalmente suspendidas en todo el país durante la larga Guerra de la Independencia. Hasta cierto punto, el teatro fue sustituido por los actos cívicos y las entradas triunfales a las ciudades.
Después de la Batalla de Carabobo y la consiguiente liberación de la capital, Ambrosio Cardozo, empresario; manda a edificar, en 1822 un teatro en terrenos de su propiedad, entre las esquinas de Chorro y las Sanabrias, que se convierte en el principal centro de diversiones de la capital.
Páez se distinguirá por su apasionado gusto por el teatro y es a raíz de las representaciones que se hicieron posteriormente en su casa de Valencia, donde actuó como personaje principal, que se preparó el primer proyecto para hacer un teatro en dicha cuidad.
Son características del teatro criollo de principio del siglo XX la presentación de personajes de extracción burguesa, las situaciones sociales de carácter local, la superficielidad anecdótica y la aceptación de valores inmediatos de la sociedad contemporánea. Los primeros exponentes de este teatro criollo son Leoncio Martínez y Rafael Guinand y la trilogía de actores cómicos formada por el propio Guinand, Antonio Saavedra y Jesús Izquierdo.
Surge más tarde el llamado "Teatro para Leer", cuyos autores más representativos serán Aquiles Nazoa, Francisco Pimentel, Miguel Otero Silva y Andrés Eloy Blanco. En honor a Guinand escriben Otero Silva y Andrés Eloy Blanco, en 1942, la obra Venezuela güele a oro, dentro de la tradición de esta forma de teatro.
Rómulo Gallegos, reconocido narrador, escribió teatro; son sus obras El motor, El milagro del año, Los ídolos, La esperada, La doncella y El último patriota.
En 1942 se funda la Sociedad de Amigos del Teatro que logra la cohesión de la gente del ambiente, gestiona recursos, hace relaciones públicas, suscita la cooperación, motiva y realiza.
Se encargó esta sociedad de la producción de obras de autores venezolanos como Leopoldo Ayala Michelena, Luis Pereza, Andrés Eloy Blanco, Angél Fuenmayor, Medardo Medina y Eduardo Calcaño.
A partir de los años de 1950 el teatro venzolano se hace universal. Hay una reacción contra el exagerado criollismo y se nota la influencia de directores extranjeros que se quedan en Venezuela . Se consideran iniciadores de un nuevo teatro: Alberto de Paz y Mateos, español exiliado, la argentina Juana Soja, y Jesús Gómez Obregón, formador de varias generaciones de actores.
En estos años nace el Teatro Experimental Universitario, cuyos exponentes más destacados serán Elisa Lerner con La bella inteligencia; Rampon Díaz Sánchez con La virgen no tiene cara; Alejandro Lasser con La cueva.
La década de 1960 es propicia para el surgimento de nuevos grupos dedicados a las tablas.
El 15 de septiembre de 1967 nace El Nuevo Grupo, y ese mismo año se inicia Rajatabla . Obras de teatro de numerosos dramaturgos venezolanos que producen por estos años; destacan de Gilberto Pinto, Manuel Trujillo, Ramón Chalbaud, José Ignacio Cabrujas, Isaac Chacón, Ricardo Acosta, Levy Rossell Rodolfo Santana y Rafael Alvarado. Entre estos dramaturgos puede verse el germen de un teatro que apunta hacia lo trasedental, cuyos más depurados exponentes serán Román Chalbaud y José ignacio Cabrujas.
En la actualidad, existen numerosas salas en muchas poblaciones venezolanas, y el teatro tiene ya su público formado.
domingo, 26 de octubre de 2008
La Escultura en el Período Republicano
La temática de la escultura colonial en Venezuela estuvo vinculada a la historia religiosa, las imágenes para el culto fueron traídas desde España, su forma técnica e iconografía influyeron en las imágenes que se hicieron en los sencillos talleres que abrieron los misioneros, la producción principal estuvo dedicada a retablos, altares e imágenes talladas. Siguiendo la tradición de la imaginaria española, a estas imágenes se les colocaba pelucas, trajes a la medida y accesorias.
Desde el siglo XVIII, los escultores, si bien evolucionarón a un nivel inferior al de los pintores, por lo menos ya están en condiciones de suplir con sus obras buena
parte de la demanda local, formulada principalmente por iglesias y por los creyentes que destinan las imágenes a sus altares privados.
A lo largo de las décadas de 1820-1840, sin embargo, continúan activos algunos escultores formados durante el período colonial, uno de ellos es José De La Merced Rada, a quien se atribuye entre otras obras, la ejecución de una imagen de Jesús Nazareno donada a la iglesia parroquial de Achaguas hacia 1835 por el general José Antonio Paéz .
Desde el siglo XVIII, los escultores, si bien evolucionarón a un nivel inferior al de los pintores, por lo menos ya están en condiciones de suplir con sus obras buena
parte de la demanda local, formulada principalmente por iglesias y por los creyentes que destinan las imágenes a sus altares privados.
A lo largo de las décadas de 1820-1840, sin embargo, continúan activos algunos escultores formados durante el período colonial, uno de ellos es José De La Merced Rada, a quien se atribuye entre otras obras, la ejecución de una imagen de Jesús Nazareno donada a la iglesia parroquial de Achaguas hacia 1835 por el general José Antonio Paéz .
Hacia 1864, se dislumbra la posibilidad de fundar estudias de escultura, sobré bases completas, con el regreso de Miúnich de Eloy Palacios; Gúzman Blanco lo encarga de un curso de escultura en la academia de Bellas Artes. En su paso por Caracas, en 1890, realiza una estatua de José María Vargas, autor del Monumento a Carabobo durante el gobierno de Juan Vicente Gómez y de la famosa India del Paraíso
Manuel González y su hermano Antonio fueron los creadores de los tabiques de madera del Capitolio.
Durante el gobierno de Joaquín Crespo se realizó en Venezuela el " Roversismo" o la escultura de encargo celebrativa y funeraria.
Encontramos también a Andrés Pérez Mujica quien es el realizador del Monumento a Paéz y el Monumento a Guaicaipuro. Lorenzo González realizó para el gobierno venezolano el Monumento a Francisco de Miranda y la Tempestad, ubicada en la Galería de Arte Nacional, su obra refleja con mayor fidelidad los ideales de la escultura realista francesa; Pedro Basalo, monumentalista.
Francisco Narváez es considerado como el máximo exponente de la escultura moderna en Venezuela.
Al lado de Narváez, de inmediato, surgen otros nombres: Victor Valera, Harry Habend, Lya Bermúdez, Edgar Guinand, Carlos Prada, Luis Chacón, Pedro Barreto, Pedro Briceño, Gego, Marisol Escobar.
El conjunto de obras metálicas creadas por Alejandro Otero para el espectáculo "Imagen de Caracas" sumergido en un universo de perfiles, rolineras y acero laminado nunca olvida su pasión por el color.
Al lado de Narváez, de inmediato, surgen otros nombres: Victor Valera, Harry Habend, Lya Bermúdez, Edgar Guinand, Carlos Prada, Luis Chacón, Pedro Barreto, Pedro Briceño, Gego, Marisol Escobar.
El conjunto de obras metálicas creadas por Alejandro Otero para el espectáculo "Imagen de Caracas" sumergido en un universo de perfiles, rolineras y acero laminado nunca olvida su pasión por el color.
sábado, 18 de octubre de 2008
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